sábado, 21 de octubre de 2017

Por culpa de Van Gogh

'¿Que tendría el loco de Vang Gogh para hacerse  tan famoso? No me parecen tan bonitas sus pinturas. Tiene una forma de mover el pincel extraña. Como dejando pegotes. Tiene unos colores que no se corresponden con la realidad. Si además estaba loco. Y mira...parece que vivía flotando.'

Hasta que se dio cuenta del detalle que conseguía embelesar a todos. Fue consciente de que a aquel loco le rindió culto el universo.
Todo ello viendo la vida pasar.

Ella pasaba cada día por la misma calle. Siempre se encontraba el bullicio de la vida universitaria, y se afanaba en pensar lo peor de la gente. Quizá incluso pecara de desconfiada.

Era detallista, pero muy excéptica.
Pensaba que todo tenía un motivo, causa o efecto; que todos los problemas venían con su solución y que los números irracionales que le habían enseñado en la escuela formaban parte de una antigua leyenda china. Ella necesitaba hechos, facciones elucubradas dentro de la realidad.

¿Pero hasta donde llegaba esa realidad? ¿Qué era lo que separaba lo real de lo ficticio?

Entonces fue cuando se dio cuenta de que la culpa la tenía Van Gogh.
No todos podíamos percibir la misma realidad. Si no seríamos la mejor definición de maquina perfecta. Y seríamos todos exactamente iguales, y a su alrededor reinaba el caos y la diversidad.

La culpa la tuvo 'La noche estrellada' colgada con mucho acierto sobre la esquina superior izquierda de uno de los bares menos transitados de la ciudad. Era poco transitado pero estaba lleno de cristaleras.
Era de buena tarde cuando ella pasaba por la calle de siempre y vio en el interior del bar un hombre menudo y canoso con dos platos y un vaso vacío. Miraba hacia el techo y ella se acercó con la curiosidad de quien no quiere continuar su camino. Pensaba encontrar una televisión repitiendo las mismas noticias de la maldad humana luchando contra el cambio climático.
Y se sorprendió.
Pocas cosas podían sorprender a una mente tan ordenada y calculadora como la suya.
Donde esperaba el televisor descansaba 'La noche estrellada'. Esa pintura que tanto odio le había despertado en el pasado por escapar a su razón.
En aquellas tres de la tarde de un otoño triste la enamoró.

Y le hizo darse cuenta de que hasta el caos encuentra un orden en la razón. Y que esta es la mejor de las aliadas si se junta con la locura.
Y ella aprendió entonces a amar, a adorar el arte y a volverse loca entre un sinfín de realidades.

La noche estrellada- Vincent Van Gogh 1889

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