martes, 2 de mayo de 2017

Desquerida

'Come away with me in the night'

Suena Norah.
Domingo lluvioso de abril y ella piensa en el daño.

En lo que significa, lo que abarca. Piensa en hasta dónde se extiende.
En quién lo hace y quién lo siente.

Percibe muchos dolores distintos pero no alcanza a discernir cuáles son exactamente sus diferencias.
¿Que si le duele algo?
La pregunta de aquel conductor de autobús la persigue sin descanso.
No le ha contestado nada.

Si. Podría decir que si.
Le duele algo.
Pero no ha encontrado ese dolor en los libros.

Ella cree que le duele el alma.
Cree que es eso, porque no se parece a ningún otro dolor que haya experimentado.
Porque no se resuelve con remedios de farmacia, no con cuidados excesivos, los ha probado todos.
Sin embargo, si que cede a los abrazos.
Y se termina al notar los besos, o el cariño.

Es un dolor del que se convence que el tiempo hará desaparecer, pero siempre vuelve a recordarle que nunca olvida.

Es un dolor que arrebata sueños, que arrasa temporales, que abre amaneceres desde las arenas más profundas.

Y detrás de todo, detrás de su dolor, de las gotas de lluvia, de los domingos, detrás de Norah Jones calmándole las primaveras,
estás tú.

Que le aseguras que esta vez no va a doler. Que le susurras al oído que vas a hacer de superheroe, que se atreva a ser tu Lois Laine. Que ésta es la definitiva, y que no piensas soltarla nunca.

Pero estás equivocado porque ella no es tuya.
Nunca lo fue y se ha vuelto tan escéptica que ya no se traga los cuentos de hadas.


Liv Tyler

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