sábado, 31 de octubre de 2015

Viaje de perseguir sueños

Llevo tiempo viviendo una batalla que no me pertenece. Una guerra en la que intento salir de las trincheras, de la retaguardia, y colocarme al frente para hacerme valer.
Pero no puedo competir con él-
No puedo competir con que fuera el primero,
con que sea él que le enseñó cómo latirse el corazón.
Con el que le quitó el miedo a ser cobarde, y el que sacó su sonrisa a pasear por el retiro por vez primera.

Llevo años intentando que me mires igual, pero que me mires.
Que abras los ojos cada mañana y sientas que conmigo no te falta nada.
Que me digas al oído que nunca vas a salir por la puerta de emergencia,
que el desengaño y la soledad son metáforas de la vida, y
 que años luz tendrán que pasar para alcanzarnos.

Y luego te miro, y me enamoro con cada golpe de tu pestaña
y sin ti, me siento nada. Si es que la nada existe.
Y sueño, sueño grande, sueño inmenso
y luego te veo
y me doy cuenta de que no necesito soñar.

Que los mios ya se cumplieron cada vez que paseamos por la capital
cada marca roja de tus labios sobre mi cuello
O, cada carcajada que te arranco con un nuevo acorde de guitarra.

Que el sol me tiene envidia, los días de verano
y las nubes, los de invierno.
Que el norte no pierde el sur si yo corro tras tus pies.

Pero ya no tengo miedo ¿sabes?
Alguien me dijo, una vez, que las personas que cuentan de verdad 
son las que se quedan,
las que no lo dan todo por perdido.

Y ahora estamos aquí, haciendo del mundo un lugar nuestro
por las calles de Madrid.

Que es cierto, que él fue el primero,
Pero yo decidí quedarme,
sacar tus alas al cielo.

    a L.

(Barcelona, nit d'estiu)


Descubrí qué era 'saudade'

Hacía mucho que no llamabas a la puerta de mis sueños, y hoy te has colado sin darme cuenta.
Es cierto, te echaba de menos.

Pero no he disfrutado, aunque fuera un sueño y supiera que por la mañana no estarías, no he disfrutado.
Has llamado a mi subconsciente para pedirme una vuelta al pasado, a todo aquello que nos dimos, en su día.
Y me he sentido morir cuando tus labios intentaban dejar marcas de fuego sobre mi piel, cuando tu sonrisa volvía a ser la misma pícara que conocí aquel invierno.

He querido que todo se acabara y que por una vez nuestras vidas no se hubieran enredado tiempo atrás. Por aquello de que te extraño, por no saber si estas bien, si tan si quiera me recuerdas.

Por vivir alimentando unos sueños que ya no son nada.
Por ti y por mi.
Espero que estés siendo feliz.



martes, 27 de octubre de 2015

Un juego de niños

Éramos la única vida del mar muerto. Eramos nosotros dos, solos.
La lluvia no ha podido mojar más nuestros sueños.
Ella no sabía que éramos impermeables.
La lluvia oscureció el color de la vida, y fuera...
Fuera nuestro corazón habría dejado de latir.

Porque el poder de la mente nos aleja, por qué.

Nos cubrimos de sal, y por más que quisimos hundirnos nunca fuimos capaces.
Se nos olvidaron todas las leyes de la física, todas las que podían regir nuestros cuerpos.
Desafiamos a la realidad, sin caer, cayendo.
Y el tiempo, por mucho que lo retrasamos, no se nos hizo eterno, ni siquiera se paró.
Pasó y nos dejó en las pestañas algo de arena del desierto.

Es cierto,
Hoy es otro día propuesto para la libertad, para la fortaleza.
Hoy no hay lugar para el miedo.
Y por no haber, ni habrá pereza.

Hoy es el día de los amantes de las cosas imposibles, de la de los labios rojos, hoy es ahora, y el mañana no dura siempre.
Hoy vinimos pisando fuerte después de desafiar incluso a la muerte.


                               (Rachel Hurd-Wood, Jeremy Sumpter -"Peter Pan")



domingo, 25 de octubre de 2015

Contigo

Me encanta seguir con la mirada el ritmo frenético de la vida.
Y más a las siete de la tarde, con la luz más bonita filtrándose entre mis pupilas.

Me paro en mitad del lugar y respiro hondo. Deseando que todo llegue antes, impaciente.
La música sustituye el ruido de la vida. Y pasan miles de huellas a mi lado, sin saber si algún día, otra hora, volveremos a cruzar una etapa del camino.

Noviembre amenaza con hacer de las suyas, con caer ilusiones con todas las hojas del suelo. Noviembre amenaza con amanecer amarillo.
Y aqui estoy yo frenando octubre.

Desde la ciudad más bonita del mundo, espero que pases a buscarme, a esas siete. Cuando la luz se convierte en nuestra, cuando la luz me deja ver el brillo de tu sonrisa.

Y entonces amanece, y tú y yo somos mucho más nosotros que ayer. Y en los aeropuertos ya no quedan vuelos cancelados, ni en las estaciones, trenes perdidos.
Únicamente quedan vidas viajantes, a una deriva de un mar de cristal, de un mar etéreo. Del mar que depende de nosotros.

Me encuentro entre las cuerdas de tu guitarra. Y este ring me viene grande. Enséñame a pelear, a pegarle en la cara a los problemas.
Deja que te pise los pies un poco más mientras la música nos dance en los oídos.
Y hazme reír, sobre todo eso.
A nuestra luz.


(Patrick Swayze, Jennifer Grey- "Dirty Dancing")

sábado, 24 de octubre de 2015

Mentiras piadosas



Cómo quieres que no me deshaga si te conoces a la perfección cada una de mis debilidades.
Te conoces todos mis temblores de rodilla, cada paso de baile y me declaraste amante de las madrugadas.
Mientras tanto tú y yo lejos, y tú susurrando en palabras vacías lo que yo necesito escuchar. Y la luna hoy se despidió de nosotros, confesando que comenzaba su viaje al fin del mundo. Y nosotros no quisimos la escuchar, no quisimos dormir, sino soñar.
Cómo me susurras de esa forma al oído, y luego pretendes que me arranque el corazón, que no sienta, ni palpite.
Cómo, si yo te digo que cerca no me querrías, tú me llamas mentirosa. Y me dices que me quieres y me has querido siempre, cuando he estado y cuando no. En lo malo, en lo bueno e incluso en lo peor.
Y cómo pretendes que no busque tres pies al mismo gato que nos vio ser cómplices, si ni yo misma tengo la receta para hacer aquella tarta de cabeza.
Cómo quieres que no tache días en los calendarios, si son los únicos que- conmigo- te persiguen con la mirada y te quieren cerca.


lunes, 19 de octubre de 2015

Eras el de siempre, como nunca.

Ayer nos vi de película.
Todos los minutos con el corazón encogido para terminar con lágrimas.
Lágrimas de felicidad.

Nos vi en cada uno de los gestos de los protagonistas.
Deseándote cerca, teniéndote lejos.
Y cuando ves que un nuevo final se acerca, todo tu mundo se derrumba.
Tu te encoges, y lo primero que sale mal parado de la lavadora es tu maldito corazón.
No hay forma ni manera de arreglarlo.

Nos vi en cada madrugada, bailando juntos, nos vi bajo los efectos del tequila, que seguíamos siendo los mismos. Nos vi echándonos en falta, de menos.
Nos vi reír, llorar, nos vi "enamorarnos" y darnos cuenta de nuestros errores.
Nos vi sobrevivir en la inmensidad del mar, y ahogarnos en un absurdo vaso de agua.
Era cuestión de ver el vaso medio lleno.
Medio lleno de ilusiones, de recuerdos, de risas, para poder tener hueco suficiente para guardar los que vendrían.
Medio vacío.
Medio vacío de añoranza, de tristezas. Medio vacío de distancia.
También vi lo que les pasaba a ellos.
Se les pasó la vida, enamorados, jugando al perro y el gato. Buscándose los labios.
Sé que yo ni me atrevo, pero no dejes que nos suceda a nosotros otro tanto.

(Lilly Collins, Sam Claflin- Love, Rousie)

¿Quién llamó primero?

Y las calles de San Diego nos miran curiosas, piensan que qué pareja más extraña y extravagante recorriendo bajo sus huellas las calles de la ciudad.

Nos miran y saben que nunca verán dos sonrisas más sinceras en ningún aeropuerto del mundo.
Que las despedidas y los reencuentros son  dos de esos pequeños detalles de la vida que hay que aprovechar.
Que disfrutar. que hoy estamos aquí, y mañana...
mañana ni Dios dirá...

Y que cuando tu saltas, aunque tenga miedo, salto yo. Porque sí, porque contigo me siento valiente, porque con tus sentimientos, respiro, cada nuevo amanecer.
Vivo bebiendo vientos del oeste, inhalando otoños del sur, con Boston a nuestros pies.

Hace tiempo que pasamos a ser nocturnos, como los de Chopin pero sin tantas teclas de piano entorpeciendo, y con más surcos bajo los ojos.
Hace tiempo que nuestros aviones suprimieron los embarques programados.

Que cuando me persigues y me dices que me prefieres sin maquillaje yo te prometo no salir corriendo.
Que soñamos con recorrernos la ruta 66 o cogernos en el último de los vuelos a Ámsterdam.
Yo solo sé hacerlo si es contigo.

Que ahora vivimos en la misma ciudad, y el ecuador nos queda lejos.
Que ni nos conocemos y ya te echo de menos.

Puede que nos miremos y suceda todo.
Que te enamores de mi, como cuando decidiste que ella sería tu princesa y salió rana.
Puede que seamos de una noche, o de media vida.

El caso es que quiero intentarlo.
Saber que muero matando.

(Dan Layus- Augustana)

Lunes

Vuelvo a pensar en ti.
Lo cierto es que, aunque quiera negarlo nunca te marchaste de mi cabeza.
Nueva tinta, nuevas promesas y, tú y yo sin llegar a ser nada.
Llévame a ver las estrellas, a aquel parque de la foto.
Llévame y te prometo que  tendrás mi silencio. Que las malditas mariposas no volverían a causar tornado alguno sobre nuestros antípodas.
Quiéreme los domingos. Es mi día vulnerable.
Es el día en el que todo puede pasar, en que la vida continúa, y empieza de nuevo. 
Todo a la vez.
Quisiera estar segura, segura de que no podemos hacernos daño,
de que el amor nos ganará nuestra partida
y tendremos que volver a sacar un cinco en la casilla de salida.

Me gustaría. Sólo me gustaría verte, quizás hablar un rato, compartir un momento de risas que quede para el recuerdo y pasar a ser la reina del tablero de ajedrez de tu vida.
La reina para dejar que te proteja,  que pueda mover ficha de aquí a la luna, ida y vuelta.
Para que, si algo sucede, menos duela.
Y llega el lunes de fiesta.
Fiesta entre libros y con la cabeza sin encontrar, sin conversaciones de remesa.
Y tú no estás- tampoco me necesitas.
Quién pudiera...
Déjame verte dormir antes de que me llame Morfeo.



(Jake Johnson, Zooey Deschanel-New Girl)

jueves, 15 de octubre de 2015

Aurora boreal sobre tus alas

Alguna noche quiero escaparme de casa en busca de la aurora boreal.
Quiero llegar a ver ese cielo tras mis ojos.

Hay muchas fotografías, pero aquellos que realmente han sido testigos de ese accidente de la naturaleza afirman que es imposible describirlo con palabras.
Creo que allí se acaba la vida.
Que toda su luz y sus colores son los que veremos una vez llega nuestra hora.

¿Estáis vosotros ahí? ¿Se ve tan alto como desde abajo?

Nacho, quería preguntarte cómo lo haces, como haces para no arrancar tus alas y volver a pisar tierra firme.
¿La ves sonreír lo suficiente?
Quería saber cómo estabas, si se está cómodo, si da miedo, o respeto, o algo...
Si se siente.

Me dirijo a ti porque si, porque podrás leer esto y lo harás. 
Me dirijo a ti porque me pareces un ejemplo de superación, de los de verdad y no de los que leemos en las novelas.
Por favor, manda un beso a todos los que me quedan en la cabeza, a esos que no dejaré salir por nada del mundo.
Me resulta patético esto, ¿no?
En el fondo sé que me escucharás, sea como sea.
Aunque no sepas quien soy.
Pero siento que una parte de mi se estremece cada vez que se apaga una vida.
Y necesito respuestas. Siento que se me va el aliento. Las lágrimas me vuelven a resbalar.
Qué le vamos a hacer, soy de lágrima fácil.

Me gustaría pedirte un último favor: llévame a ver las luces de la aurora boreal. Aunque sea en sueños. Cógeme de la mano y enséñame a volar con tus alas. Haz que me sienta libre y que tenga la sensación de que esa libertad no va a acabarse nunca.
Y mírala a ella, lo bonita que se pone cuando el brillo de tu recuerdo le llega a los ojos.
Llévanos en sueños
y no nos sueltes.


Cabeza y corazón


Volemos un Martes y 13 a las cinco esquinas de tu risa.

A veces, me pregunto hasta donde llega la inmensidad del universo y me siento tremendamente minúscula.
Y hace frío, y no me importa.

A veces, me gusta encontrar demostraciones de cariño pintadas en la pared.
Y pisar charcos para dejar de ver mi reflejo en una película de agua.

A veces, miro atrás y pienso qué sería de mi sin cada vida que ha escrito mi camino de su puño y letra.
Y no me arrepiento, porque eso de arrepentirse no lleva más que a una calle sin salida.

Sin salida y sin ti.

Creo que a veces se me olvida ser consciente, y olvido por olvidar lo bonito de la vida.
Y cuando me siento vacía, se me olvida pensar.

Estoy cansada de coger aviones que llevan a ninguna parte.
De dormir en los lados de tu indiferencia y de hacer de las ilusiones mi mundo maravilloso.

Se me rompió la confianza de tanto uso y la amnesia del recuerdo ha vuelto a aparecer.

En otra vida sé que sabía tocar el piano. Que las teclas blancas y negras eran mi vía de escape los viernes por la noche.
En otra vida, sé que tu estabas a mi lado, y en otros sueños.
En otra vida seguía siendo yo.
Y me parece curioso.

Curioso el poder de la mente humana.
Ahora que han cambiado las eras, que nuestra parte animal está enterrada bajo tierra y,
que la mente nos maneja como marionetas sobre un escenario.
Ahora, es todo distinto.

Y mi mente me lleva a mil lugares sin poder sentirlos bajo las yemas de mis dedos.
Y ya no siento frío, ni calor.
No veo el sol por la ventana.
Ya no siento. Solo pienso.

Y me pregunto si realmente merece la pena.
Si debemos dejarnos llevar por el poder de la inteligencia,
o si deberíamos estudiar experimentalmente el efecto de la risa en nuestra cabeza.

lunes, 12 de octubre de 2015

Pernoctar

Noche, pasadas las doce.
Domingo perdido y encontrado el lunes.
Y unos pasos de baile sobre el parquet. sin rumbo fijo, pasamos de Rosario a Sanz, temblamos entre confidencias con las cuerdas de Sabina.
Y se hace tarde y perdemos trenes.
Trenes que una vez significaron en canciones.
Ochentaycuatro veces gracias, desde Santiago a Madrid, con un pedazo de sur en mi corazon.
Noche de cuatro, de cuantos.
Por un puñado de besos qué seríamos capaces de cambiar.
Y con violines viajamos a Buenos Aires.
Y no hay nada como un puente, que cruce oceanos y me lleve a ti.
Y mejor si es colgante y podemos cortar cadenas.
Noche de descubrir voces bonitas, cuando sale la luna dándole un respiro a la lluvia.

A la luz de las velas,
no quemas.




domingo, 11 de octubre de 2015

La loca por los domingos

Me siento afortunada por robar tantos instantes con un solo click.
Los almaceno, superando a Diógenes, en el centro de mi memoria, justo en el centro.
Es cierto que son vividos por infinidad de personas, pero son míos
-mis instantes.
Con ellos voy formando retales de un carnaval que aún no he vivido ese febrero,
otras tantas tardes de marzo, con regalos por abrir; y muchos inviernos de reencuentros.
Y los que nos quedan.
Me encanta coincidir en la vida con ellos, y que nuestros caminos, se crucen, se mezclen, se trencen.
Que formen una única forma de vida, y que en ella las risas estén aseguradas.

Estamos llegando a un punto en el que los minutos se pierden sin pensar.
Seamos claros, si vamos a perder minutos, que sean de manera consciente, "sin darnos cuenta".
Que si los perdemos, consigamos ganar otras cosas para que así la balanza del mundo quede equilibrada.

Me confieso soñadora, un paso atrás de todos mis buenos momentos. Me gusta verlos de lejos, aunque me pellizquen el corazón.
Y sentir que formo parte de algo.
Me gustan los recuerdos, y que se te queden en los bolsillos de cada abrigo.
Es una forma bonita de recordar,
sacando cada invierno del armario infinitos recuerdos de momentos inmejorables.

Puede que sea que es domingo, y mi cabeza da más vueltas de la cuenta.
O que la nostalgia nunca- y reitero ese NUNCA- se cansa de llamar a mi puerta.
Pero sigo pensando que el sentido de la vida no se ha perdido del todo, y el romanticismo tampoco.
Que hay muchos como yo, que preferimos lo analógico.
Que nos decantamos por una sonrisa, a cualquier hora del día,
o por un abrazo infinito.
Por uno de esos que se deshacen en restos que terminan cayendo en los bolsillos de tu abrigo.


sábado, 10 de octubre de 2015

Actor de profesión


Cuenta la leyenda que los hombres de luna llena nunca se dejan ver por los bares una vez salido el sol. Que el ruido de sus cristales es su mejor cantar. Que el carmín de unos labios susurrantes es una venta al mejor postor. La última pieza de una subasta.
Cuenta la leyenda que las voces que oímos en nuestras cabezas eran ciertas y que el rollo de película hace tiempo que se gastó. Ya va todo digital y el romanticismo se ha perdido.
Cuentan que a las estrellas solo les miman los cantautores y que aquel fue el primer actor que amó.

Noche fría de entretiempo, de esas en las que piensas que lo vas a pasar bien pero sin demasiadas expectativas.
Noche sin planes, siempre las mejores.




Cena con los  amigos. Tras la obra.
Cómo te gustan los aplausos, darle vida a personas que hace tiempo que la perdieron, a ideas de las más ilustres mentes y todo,
ante cuatro focos.
Cómo te gusta sentir y ser sentido, los lunes a las diez de la noche cuando las farolas de Madrid se van encendiendo una por una.
Cómo adoras la capital en otoño, cuando cada cual regresa a duras penas a la rutina y tu te quedas de espectador de tantas vidas.
Cómo te gusta un paseo lento, o un baile agarrado sin dar ningún traspiés.
Bajas las luces de la capital y te pierdes bien acompañado hasta las puertas de cualquier garito.

Noche de viernes en cabeza soñadora.
Sale de fiesta, a divertirse y en ese momento eres inconsciente de que con ella va a comenzar tu noche.
Tequila en barra, doñas dos de madrugada. Mismo bar de Madrid. 


Las ganas y el tiempo acompañan, y lo vuestro siempre ha sido perderos sin querer encontrados del todo. Sois de esos que piensan que para lágrimas ya existen las de alegría.

Tú tan dejándote llevar y ella tan me pierdo en el fondo del culo de un vaso-sin nadie a quien mirar.
Dentro hay ambiente y a tus amigos ya les causan estragos las cañas de la cena.
La ves, al fondo, junto al espejo.
Te ha llamado la atención.
Te acercas a ella.
Mientras, la escuchas reír. Y su risa dice tanto que parece que ya la conoces cuando no has visto más que las ondas de su pelo.
Primera, después de olvidar otro desafortunado invierno.
Allá vás.
Intentas evitarlo, seguir levantando muros sobre tu corazón enamorado pero, la curiosidad-la misma que dejó al gato en el peor de los finales-puede contigo.

¿Quién es? ¿Por qué sientes que tienes que conocerla?
Pides dos copas.
El psicólogo de los alcohólicos no calla, tampoco ha dejado de observaros ni un solo segundo y sabe que esta noche, os despediréis de él de la mano. Nunca suele equivocarse en cosas tan brujas, desde hace ya algunas lunas.
Ella se da la vuelta. Te mira y parece que te estaba esperando. La saludas. Dos besos.

Disimula muy bien, no te has dado cuenta de que ella ya te conocía.
-¿Cómo te llamas?- Te pregunta.
-Álex. Encantado.- Dices con una sonrisa. Primera que conoces que no suspira por tu sonrisa. Alargas hasta sus manos la copa que pediste de excusa para conocerla. Ella suspira sin que la veas. No te ha dicho su nombre, y parece que va a seguir manteniendo el misterio.
-Te la debía.- Dices.
Ella abre los ojos desmesuradamente.
-Por no acercarte a mi.- Aclaras.- Eres la primera.
-¿Tanto te quieres? Modesto, baja, que subo yo. Ni que fueras modelo o actor.
Sonríes. Claro que lo eres. Es tu profesión. Y con ella, por mucho que te guste, dejaste hace tiempo de creer que el amor y el arte pueden llevarse a las mil maravillas. Siempre se siente pero con alguien diferente.
-Es cierto. Soy un poco presuntuoso.- Susurras entre risas.
Te gusta. ¿Quién lo diría? Es alguien de quien no tienes que escapar por miedo a que te haga una foto y se entrometa en tu privacidad, alguien que desde que ha empezado a hablar, no se ha callado. Alguien que quiere bailar.
Una chica curiosa y avispada que no quiere más que disfrutar otra noche madrileña.
Te diviertes con su risa. Piensas que es la más bonita que has escuchado en meses, cuando ella desapareció de tu vida.
La juventud respira por los poros de su piel y te encaprichas de la esquina derecha de su cuello cuando ves el ritmo frenético de sus pendientes largos.

De lejos descubres a tus colegas. Se ríen y os señalan. Mañana solo recordarán el dolor de cabeza.
Segunda copa. Esta insiste en pagarla ella. Dice que ahora si que te la debe, y que ya puede desaparecer sin que hagas preguntas. Que estáis en paz.
Giros de taburete mientras os relatáis dos vidas distintas en la penumbra.


Poco a poco vas descubriendo que la vida va más allá de tu pasión por el drama. Que la vida real existe, y que tú también estás hecho a su medida. Que puedes vivirla tranquilo, a pesar de los gritos de tantos.
Poco a poco te das cuenta de lo que te encantan las cosas sencillas.


Billar. Ella dice que no sabe jugar pero te da una paliza.
Te quedas ahí parado, con tu cara de tonto. Sin saber más que maldecir no haber puesto más en práctica los consejos de tu padre- conquístala desde abajo, con la cosa más nimia, después dejará de ser insignificante para volverse enorme.
Crees que no pasan las horas cuando ella dice que es hora de volver a casa, que sus amigas se fueron y debería marchar.
Y no puedes. Los frenos no te funcionan. La besas antes de que se escape cual cenicienta tardía sin decirte donde.


Una noche más. Para el recuerdo.
Veis Madrid amanecer de camino a casa.
Y te acercas a su oído.
-Billar, ¿y lo que surja?
-Vida, y lo que surja.- Te responde.

A partir de este amanecer tendréis que acostumbraros a ser compañeros de sueño en una cama de noventa.

martes, 6 de octubre de 2015

XY


No me queda suficiente corazón para encontrarte.
Necesito un transplante urgente.
Hace tiempo que bombea más lento que de costumbre y
me cuesta abrir los ojos cada vez que el despertador me recuerda
que el lado derecho de mi cama dejó de ser tuyo.

¿Recuerdas cuando encendías todas las velas de la casa?
¿Cuando te perseguía para que dejases de cantar?
¿Cuando la ducha nos congelaba las ideas?

He perdido toda esperanza y todo mapa que deshaga los pasos que di al marcharme de tu lado.
Tengo el corazón insuficiente para darte todo lo que te mereces.
También tengo miedo.
No me gustaría que mis grabados de retina contigo pasaran a ser de otros.
No me gustaría que dejases de ser la reina de corazones de todos mis domingos.

No quisiera olvidar que te cosía las heridas porque, empezaba a recordar que tus ojos eran los más bonitos de todos los atardeceres que viví dormido.
No me hacía falta verte para saberte en mi espalda, sobornando con abrazos un insignificante beso de buenas noches.
Me olvidé de ser sin ti.

Y ahora, sin brújula, sé que podría llegar hasta el ángulo más bajo de tu espalda con los ojos cerrados.
Yo, que siempre me sentía perdido, encontraría las constelaciones que se escondieron tras tus lunares cuando me vieron aparecer.

No me gustaría que dejaras de ser mi más bonita casualidad, y que salieras por la puerta de atrás mientras la música del local aún retumba en mis oídos.

No quisiera dejar de ser porque tú no quieras pasar por mi lado una noche más.


Curado de arritmias

Cada vez que escucho de lejos su nombre, un escalofrío recorre mi espalda.

Ni siquiera la conozco.
Tan solo soy capaz de deletrear las letras por las que la llamas cada noche de luna creciente y cama.
Cada noche de estrellas apagadas.

Respiro lentamente, controlando los suspiros mientras suenan las cuerdas de la guitarra de Andrés.
Señor Suárez, mago gallego de los acordes.
"Pequeña historia de Marina"
Y mi cabeza vuela hasta agosto, cuando él mismo me susurró el significado de dos versos al oído.
Fui una más de la multitud, aunque me sintiese única.

Quise viajar a la playa con él en mis oídos, sentirme Marina.

Él decía no haber visto un culo más bonito paseando por aquella playa durante el verano,
el suyo.
Que nunca olvidaría su caminar, o su nombre,
ni las cuerdas de la guitarra con la que
intentaron llegar a Sabina por caminos sucedáneos.
Él dijo que el amor movía el mundo, y
yo contesté que no somos más que marionetas de ese loco motor.

Mi cabeza me juega malos tragos de buen vino cada vez que te recuerda con ella.
Me digo que cada rayo de sol que aparezca entre tanta nube servirá para borrar dos recuerdos de una cuenta pendiente.
No quedan monedas en la hucha de la felicidad y eso que estamos a principios de mes y me había propuesto ahorrar para el viaje a la luna.
Voy a ciegas, sin tener ni idea de por qué me dejas caminar con tus manos sobre mis ojos.
Y ella vuelve. 
Pero tu no los retiras. Continúas detrás de mi.
Será que aún nos queda tanto que callar juntos,
será que nos resta dolernos.

(Riccardo Scarmacio, Katy Saunders- "Tre metri sopra il cielo")


domingo, 4 de octubre de 2015

¿Qué son tres años en una vida?

He vuelto a verte, en la calle del recuerdo.
He visto el brillo en tu mirada y me han temblado las rodillas.
He oído tu risa y se estremeció mi alma. 
He pasado toda la mañana recorriendo las gotas de lluvia por el cristal con el dedo, mientras el domingo se inunda con Miss Caffeina.
Esperando ver que sigo grabada en tus retinas,
deseando que me lleves por las calles por la que bailan nuestros acordes preferidos.

Alberto continúa versando sus canciones.
Me recuerda tanto a ti
que a veces hasta me confundo, y
cuando me da la mano recorro su brazo hasta aterrizar en su cuello,
buscando el tuyo,
y me miento.
Me digo que alguna tarde de las de abril volverás
sin flores frescas y con más palabras de despedidas.

Ahora estoy en mi elemento, y no encuentro fuego, cielo, mar ni tierra que
responda por mi 
todas las cuestiones que me plantean tus ojos.
He tirado todas las flores secas que me regalaste aquel enero y,
soy consciente de que octubre te trae siempre de vuelta.

He perdido aquella butaca de concierto en madrugadas improvisadas.
No sé esperar minutos de las horas que pasé contigo,
nunca los esperé.

Extrañar instantes escritos en papel, metidos en mi mundo de mariposas,
en pleno otoño de norte.
Domingo indispensable para que el curso de un río de nubes complete su rutina.

Y aquí llueve, como siempre.
Como siempre que me faltas.



sábado, 3 de octubre de 2015

"Otoño, octubre"- Manuel Carrasco


 (Mario Casas, Blanca Suárez- "El Barco")

Ha pasado Septiembre y se ha llevado las ilusiones de un nuevo comienzo. Aunque aún siguen quedando ganas locas de vivir.
Vivir acompañada a alguien que me complemente.
Ansias de vivir contigo, sin tener que quererte y que se nos compliquen las cosas.

Me he vuelto loca por tu sonrisa. Lo admito.
Qué bonito es el gallego- el acento- cuando sale de tus labios.

Eres la típica persona que saca una carcajada para salir de los apuros. Y la que recibe los problemas con las manos abiertas.
Y a mi, he de admitirlo, me encanta reír, y más si es contigo.

Para qué engañarnos, siempre espero que aparezcas por mi portal y me mientas diciendo que al día siguiente no pasarás a buscarme, que no me dejes un hueco bajo tu paraguas cuando llueve, para que sea yo la que se acerque a ti buscando cobijo.
Nos encanta ser cómplices el uno del otro, y disfrutamos compartiendo el sur con el norte.

Hemos descubierto lo mucho que dos puntos cardinales tienen en común. Hemos encontrado lo mejor de dos puntos separados.

Bendito Santiago por servir de nexo.

Ying-Yang

Y mi vida gira a dos velocidades.

Soy de las que piensan que las noticias siempre se empiezan a contar por el final, por la mala. Para que la angustia se pase ante al recibir ese rayo de sol que viene después de cada tormenta.

La primera; 
la lenta, la inconformista, la que prefiere miles de días de lluvia, y se siente cómoda entre la escala de grises. Por la que no pasan los días del calendario, la del odio, la tristeza y la soledad de lo no correspondido. La inalcanzable, que parece no llegar nunca. La reina de la oscuridad más negra. La que no cree en el amor porque realmente no le ha llegado el momento.

La segunda;
la rápida, la de la hilaridad, la de la risa frenética y las sudaderas como remedio del frío de otoño. La veloz, la del cariño, la de la amistad, la del amor por los cuatro costados, la del brillo en la mirada, la de las alas de la libertad. La que prefiere  un plan para dos. La parte soñadora.

Entre ellas está el transcurso de siete mil ciento sesenta y una vueltas de un baile con Lorenzo. Entre ellas tiene que existir algún mecanismo que consiga equilibrar las dos partes de mi balanza. Entre esas dos velocidades surco mares cuando llega el levante a Cádiz, y sonrío al ver el sol de poniente en la ciudad-paraiso.
Que puede que lleguen borrascas a mi vida, que a veces me cueste nadar entre las gotas de lluvia que empañan los cristales de mi habitación. Pero también soy consciente de que en plena tormenta también se ven los arco iris enmarcando el cielo gris.


(Verano en el Sur)

Miedo

Tengo miedo de que te acerques demasiado. Temo que mi corazón actúe como una mina antipersonas a la que cuando decidas pisar explote en mil y un pedazos. Me da miedo apostar y salir ardiendo.
Ayer te miré a los ojos y una bala quiso rozarme el corazón. Qué curioso que acertar a dispararla, en una fracción de segundo, pueda determinar la continuidad de una vida.
Ayer me rozaste el corazón. De madrugada. Puede que fueran los efectos del alcohol, que casi nos juntaron los labios. O ese minuto tan efímero en el que estuvimos a menos de tres centímetros.
Si mi corazón se cuelga…entonces, sé que no habrá vuelta atrás- estará roto. Y no quedará vida alguna que amar.
Poco a poco voy sintiendo algo de calor por parte de tu sonrisa, en estos días de otoño que se están volviendo tan fríos.
Poco a poco siento que me gusta estar contigo, y que cuando no es así, mi mente se pregunta dónde estarás en un instante, además de grabado en mi memoria.
Sé que, como tantas veces, este sentimiento es personal e intransferible, como cualquier santo y seña que se guarda con la muerte.
Y luego están tus maneras de quitarle importancia a la vida, amaneciendo un viernes de resaca, con ella a tu lado. Sabes que te has enamorado de ella. No me lo niegues. Que te da miedo decírselo porque nunca habías sentido tan fuerte. Sabes que la vida es dura, y aún así tú te ríes de ella.
Y yo, tengo miedo de no saber vivir sin ti, ahora que te conozco.

(Ryan O'Neill y Ali MacGraw- "Love Story")