lunes, 17 de febrero de 2014

Me parece que no recuerdo mi nombre

Por un lunes lleno de sonrisas.
Hoy es lunes, ¿y que?
Estamos cansados de los lunes.
Estamos cansados de nuestra tediosa rutina, de no descargar nuestra rabia sobre el despertador cuando nos saca de nuestros maravillosos sueños. Estamos bastante hartos de esta pesadilla.
Pero, vamos a ser originales ¿no? Vamos a romper los esquemas de la gente. Vamos a sonreír y a ser felices aunque sea sólo por un día. Vamos a alegrarnos de todo lo conseguido. Vamos a agradecer que no estamos solos, que tenemos tiempo, que podemos respirar y somos jóvenes. Vamos a celebrar que tenemos cariño. Pero vamos a hacerlo ahora. No podemos posponerlo más. No.

Sopla para que los problemas se escapen por la salida de emergencia. Que vuelvan mañana si quieren, hoy es tu día libre. Busca algunas velas en un cajón perdido de tu cómoda y enciéndelas. Deja que el aire entre por tu ventana y te desordene el pelo, llama a alguien porque lo echas de menos. Decide cuál es tu motor en la vida, el que hace que te muevas y continúes, no pares.
Sube el volumen. Baila, canta y para sólo cuando ya no puedas más, cuando los pies puedan contigo y cuando tu voz esté tan quebrada que se haya olvidado de su timbre.
Entonces se habrá acabado el lunes y podrás dormir tranquilo porque te espera un nuevo día lleno de sonrisas.


domingo, 16 de febrero de 2014

Tarde o temprano, todo vuelve.

Se tumba encogida en la cama y mira al techo. Mira su móvil esperando algo que le haga regresar, aunque hace mucho tiempo que no sabe nada de él. "Nada".
"Parece que se te ha olvidado. Que es cierto eso de que la distancia lo cura todo o eso dicen porque yo soy de las que sigue aquí. Todavía le doy vueltas a todas las cosas que me han contado. Ese no eres tú. Al menos no eres el que conocí...
Creía que recordabas nuestra historia. Un verano juntos, nuestro secreto. Sólo nuestro.

Nunca pensé que lo que susurrabas a mi oído sería mentira, nunca pensé que te irías de mi lado, y decidirías tomar la vía rápida. Escapar. Estabas harto, me decías. No se podía enterar nadie, susurrabas.
El caso es que yo soy la tonta que pierde la cabeza por tu sonrisa, esa demasiado ingenua que se lo traga todo, y que añora nuestros besos salados en las tardes de verano.  Siempre a escondidas.

Luego me llegaron rumores de una nueva ella. No podía creerlo pero es verdad, ya no existo. Al menos para ti. Prefieres ir tras el prototipo de  barbie exageradamente maquillada. Prefieres comerle la boca, en lugar de besar tímidamente ¿recuerdas? No, creo que se ha borrado todo de tu cabeza. Prefieres rozarla a rodear mi cintura con tus brazos, prefieres hacerlo en público a quererme en secreto.
Por mi puedes quedártela, toda entera para ti. Sé que ella nunca va a hacerte sentir como te hacía sentir yo, sé que con ella nunca tocarás el cielo."

No muy lejos de aquella chica, en la misma ciudad…
Cierra la puerta asustado. Está todo demasiado oscuro, todo. La lluvia cae sobre el cristal a unas altas horas de una madrugada de invierno. La nueva ella lo ha llamado pero no le ha cogido, pasa.
"Algo no quiere que yo la vea, no me dejan quererla. Lo hago por él. Soy demasiado gilipollas, pero es mi amigo. Soy amigo de un cabrón, que le voy a hacer. Él le ha hecho mucho daño, ha jugado con ella como nunca nadie lo hizo, y ella presa de su silencio se enamoró.
Yo intenté traerla hasta mí. Era demasiado increíble para ser verdad. Tuvimos que decirnos adiós. Demasiado pronto. 
Echo de menos sus besos, sus caricias, su risa. La echo de menos entera, y echo de menos que fuera solo mía. Ahora seguro que se habrá enterado de que estoy con otra. Cómo odio esto... Debería de llamarla, contarle que todo fue culpa mía, por no saber quererla como se merecía, por mostrar lealtad ante una persona que no vale nada.
Él me la presentó. Aún recuerdo cómo aquel día mi corazón no quería quedarse quieto. Hablaba solo, y decía que la besase.
Cuando nos dijimos adiós no supe como hacerlo. Creo que ella no captó lo que le intentaba decir…con los ojos. Nunca quise que se fuera, nunca quise perderla. Y creo que ha llegado el momento de remediar eso. Antes lo he visto. Necesito decirle que no aguanto más, que se joda pero, yo me quedo con la chica…"

El corazón le late demasiado deprisa. Con un "Baja" espera a su "amigo en el portal.
-¿Qué pasa hermano?- Dice el joven que acaba de salir de su casa.
No le da tiempo a reaccionar. Una mano cargada con demasiada rabia cae sobre su mandíbula. Donde más le duele.
-¿A QUÉ VIENE ESO?- Aulla el joven dolorido. No se da cuenta de que su amigo está llorando. Rabia, impotencia…
-A queno me vuelvas a pedir que la olvide. NUNCA. La quiero, y apártate de ella. Ya la has jodido bastante.
-¿Pero que dices? ¿No estabas con Laura?
-Laura…la tía con la que tú decidiste que debía estar no yo. La tía más superficial a la que he "tenido el placer de conocer". Se acabó.
-Era mía…-Susurra su amigo.
-Tu lo has dicho, "era".-Comenta Marco fríamente.
Acto seguido, con la lluvia sobre su cabeza se da media vuelta y se aleja. Ya sabe lo que va a hacer. Aún quedan un par de horas para que amanezca, aún es pronto para llamarla. Pero ya no podía más.
Llega hasta aquel portal que tan bien conoce para evitar mojarse mientras para de llover. Con las primeras luces de la mañana saca el teléfono del bolsillo y la llama.
No contesta nadie. Mierda. Ve que una vecina sale y rápidamente entra en el edificio. Sube las escaleras nervioso.

Ella se ha despertado. Estaba durmiendo y de repente le ha llamado. Que la deje en paz. ¿Qué se ha creído? Ahora llaman a la puerta. Sus padres se fueron de viaje ayer, no cree que fueran ellos.
Se levanta pesadamente de la cama y corre por el pasillo para abrirla.
Como si lo hubiera sabido se encuentra de nuevo con sus ojos ante ella. "Mara despierta" Se dice. Pero no es un sueño. Es él. Y está…¿mojado?¿en su casa?¿tan…? No lo recordaba tan guapo.
-¿Qué haces aquí?.- Que borde ha sonado, pero no quiere que se le note que aún queda algo.
No reaccionan. Unos segundos en los que él se da cuenta de que ha tomado la decisión correcta, la quiere.
Con cuidado se acerca a  ella y la besa. Es un beso lento, demasiado lento, como los suyos de antes. Como los de siempre. Ella no le pide explicaciones, solo corresponde.
Cuando se separan él le pide perdón. Sabe que le ha hecho mucho daño, pero tras explicárselo todo ella está más tranquila.
-Me gustaría proponerte algo….
Ella lo escucha con atención, lo vuelve a mirar a los ojos ¿por qué le gustará TANTO?
-Quiero que seas mía.
-Me parece que no querías eso…Además no nos salió muy bien ¿te acuerdas?
-Esta vez sí. Te lo prometo, sin secretos, sin personas de por medio. Solos tú  y yo…¿que me dices?
Ella lo abraza. Cómo lo necesitaba…
Marco con la sonrisa tan suya acaricia su pelo, su risa y con cuidado saca una pequeña flor de su bolsillo que le ha dado tiempo a coger para ella por el camino.
-Esto es para ti…-Susurra colocándola en su pelo.-Te quiero.


Entonces dime si esto es una despedida o si quieres que me quede para toda la vida.

Ha pasado algo más de un año. Tanto tiempo y tan poco, unas manecillas del reloj moviéndose lentas contra el mundo.
Supe entonces que la amabas sólo con mirarte los ojos. ¿No te diste cuenta? Brillaban. Aún estando lejos de ella, eras capaz de contarme una a una las veces que sonreía cuando le hacías cosquillas, contabas todos y cada uno de sus lunares, no sabías ni donde estabas pero, sí su geografía.
Te gustaba recrearte en el camino de su cuello, en su forma de mirarte y es que por más que le das vueltas nunca has sabido encontrar las palabras idóneas para describir lo que te produce estar con ella.
Así fue como la conocí. Cuando su nombre salió de tus labios demasiado dulce y quise saber. A varios metros de altura, todo era blanco menos el cielo y el sol, aquel día, se negaba a salir.
Ahora estáis viviendo, tras un pasado, el presente con un futuro, tal vez incierto.
No queréis que nada acabe pero a veces es algo que resulta inevitable.

El tiempo pasa, las cosas cambian y en tu cabeza solo quedan puntos que no sabes si multiplicar o borrar para que solamente quede uno, para que todo termine. Te duele darte cuenta de todo el tiempo perdido, te duele que algo que se había convertido en tu mayor felicidad, ahora tenga que convertirse en una de tus mayores penas. Una de esas que arrastras, como cadenas, una de esas que duele como si fuera una herida honda y profunda, que escuece sin que el agua del mar haya acudido en su ayuda.
Con todo ese peso sobre los hombros y el corazón encogido entre tus dedos miras al cielo.
Quizás en él se encuentren todas las respuestas, pero ahora no ves nada. Lo ves todo negro.



sábado, 15 de febrero de 2014

Pequeños detalles hacen grandes rasgos.

Y es que abrir los ojos y encontrármelo tumbado durmiendo tan plácidamente….
Lo miro dormir y soy feliz. Nunca pensé que algo tan simple como levantarse abrazada a alguien
Se le ve tranquilo, incluso a estas horas de la mañana, con poca ropa sobre su cuerpo y menos luz que entra por los entresijos de la persiana lo veo sonreír en sueños.
Ha sido una noche perfecta. Debo compensárselo, no creo que me merezca su cariño, y menos de esa forma. Con cosas como la de anoche me hace sentir que soy capaz de todo, me hace estar segura de mi mismo, me hace que haya servido de algo perder la cabeza por su sonrisa.
Lentamente me levanto. No quiero despertarlo, pero voy a prepararle el desayuno.
Abro la puerta sigilosamente y descalza con la única compañía de mis pasos me dirijo a la cocina.
Hace un par de horas que ha amanecido, el cielo luce de un azul intenso, demasiado difícil de igualar. Aún es temprano.

Ya está con esto me basta. He hecho dos zumos de naranja, aunque el mío me lo acabo de terminar. Estaba muerta de sed. He cortado varias piezas de fruta y he fundido la mitad de la tableta de chocolate que quedaba en la despensa. Sé que las frutas con chocolate son su debilidad, y la mía… 
He salido al balcón y he arrancado una pequeña margarita que crecía en una de las macetas que lo decoran. La he metido en un vaso y lo he colocado todo cuidadosamente en una pequeña bandeja de cristal. He hecho también café.  Acaba de salir. Ya huele a buenos días, lo oigo desperezarse mientras una brisa matutina de abril entra por la ventana.
Camino descalza sobre el parquet llevando entre las manos la bandeja de cristal con nuestro desayuno.
Él me sonríe cuando entro.
-Te quiero, ¿lo sabias?
-No.-Digo divertida.
-Te quiero tanto que hasta me estoy enamorando.- Me susurra.
Lo dice como si nada, conversamos, me abraza, sus labios recorren mi cuello de manera pausada y después comiéndose la fruta con chocolate me deja marcas en la piel.

Miro curiosa los restos de las velas que ayer iluminaron la estancia, hay cera por todas partes, por su culpa, por la nuestra.
Claramente la noche de ayer es una de las que quedan grabadas en mi memoria, y me gustaría que todos los buenos días fueran como los de esta mañana.
Para que luego no digan, que las chicas somos complicadas, para los que digan que un abrazo no nos basta, o que un te quiero al oído es una farsa.
Yo me conformo con abrir la puerta y encontrarlo en casa.


jueves, 13 de febrero de 2014

¿seguro?


Poco a poco las piernas le tiemblan cada vez más. Los te quieros al oído siempre fueron su debilidad.

Añora el olor de su piel en verano, echa en falta la luz, el sabor de la sal, su risa.
Pero ahora que lo tiene delante solo se siente débil. Débil porque ya hace mucho que dijeron la verdad, verdad que sirvió de muy poco.

Él la coge de la cintura y camina lento, hacia ella. Hace tiempo que las farolas no alumbran más que a unos pocos metros y apenas se ven. Cómo la echaba de menos...

Puede distinguir en el poder de la noche esos dos ojos que le han querido tanto. Puede pasar la mano por su cabello y atraerla hacia sí. 
Sin embargo, no se mueven. No quieren.

-¿Y si sale mal?

-¿Peor?- Quiere saber ella.

-Cierto. Peor que echarte de menos todos los días no puede ser. Era como tu decías: jugamos a ver quien se hace más daño. ¿En qué piensas….?

-Pues…pienso que somos un auténtico desastre, pero ¿será por algo no? Mira, vamos a dejar de mentir. Vamos a dejarlo. No tiene sentido y duele.

-¿Te duele? Pensé que me odiabas…

-Y te odio.

El silencio les roba los suspiros. Pero ella no ha terminado.

-Te odio por hacerme sentir la persona más miserable del puñetero mundo solo por quererte. Te odio por intentar preocuparme por ti para que no confíes en mi. Te odio cada vez que decides que las palabras con nosotros no valen…Pero te quiero más que eso-Confiesa tímida.

-Nunca miento, lo sabes. Y créeme cuando te digo que las palabras no bastan.

-Claro que si, bueno….los hechos demuestran más pero, con las palabras me conformo.

Él no se cree que las palabras le basten, no está de acuerdo. A él le falta algo.

-¿Sabes? Yo también te odio. Odio como me miras cuando quieres conseguir algo, que al final siempre consigues. Odio que no contestes, odio que me ignores y que pases de mi, odio que al intentar abrazarte te vuelvas y te marches…

Ella medita sobre lo que acaba de decir. Si ha hecho todo eso es porque  estaba cansada de que le tomaran el pelo. Estaba harta de poner tiritas en el corazón en las que escaseaba el pegamento.
Su mirada se desliza sobre el firmamento, busca tantas estrellas perdidas…

La mano del joven le acaricia el rostro, la atrae hacia sí y con un cariño infinito pega sus labios a la boca de ella y los deseos afloran sobre ambos.

Puede que salga mal, aunque tienen que intentarlo.
O puede que no.

domingo, 9 de febrero de 2014

Recuerdo que recordé qué recordaba entonces

Y aún cuando miro atrás puedo decir que veo aquella sonrisa desde el umbral de la hosca puerta de madera al pie de la escalera, esa sonrisa que lo era todo para mi y que poco a poco la distancia y el tiempo la han ido haciendo girones.
Veo sus ojos en cada uno de los fragmentos del espejo que un día hicimos trizas entre carreras por el pasillo. Él quería pillarme pero nunca lo conseguía.
El reloj que se dejó bajo la mesa aún descansa en el cajón del dormitorio y de su persona no quedan más que recuerdos.
Todavía sonrío al recordar su forma de mirarme, todavía llevo puesto su jerséy y el olor de su perfume corre por mi cuello.
Los fragmentos del espejo siguen donde los dejamos y de fondo suena mi gran salvadora. La música, que hace que no me hunda y me invita a continuar con pasos lentos y torpes el escabroso camino.


sábado, 8 de febrero de 2014

De repente sientes que sólo existe ella

Aclárate. Si, tú.
Eres el que la persigue, el que le susurra al oído lo guapa que está cuando sale por la puerta. Eres el de los besos en los ascensores, el de los abrazos a traición. Eres de las pocas personas que dicen realmente lo que siente. Pero no quieres que eso acabe, eres tú el que ha decidido soltar su mano sin embargo, vuestros dedos siguen entrelazados.
No la marees. Sí vas a quererla hazlo bien, es lo que se merece y tú lo sabes.

No le busques las cosquillas para luego no mantener la mirada, no la cojas para dejarla caer más tarde, no la enamores para enamorarte tú. Enamórala con cariño para que se convierta en el sol de tus mañanas, quiérela lentamente para que sea la estrella que más brilla en el firmamento y luego, dile que la quieres al oído.

Puede que se lo hayas dicho muchas veces, tantas y de manera tan impersonal que ni ella misma se lo crea, por eso hazlo en un suspiro. No le digas que no quieres hablar con ella cuando sabes que te mueres de ganas, dale las buenas noches, siente que es tuya.

Sabes que siempre has sido tú, que no hay nadie más. Sabes que todo lo que te dice es para que pienses que saliste de su cabeza pero ella....te quiere.


martes, 4 de febrero de 2014

Te echa de menos

En noches como esta ella lo echa de menos. Necesita sus palabras, aunque sea en la distancia, necesita a su lado sus ganas de reírse de los problemas, necesita su apoyo, y lo necesita ya.
Quiere que todo vuelva a ser como antes. Quiere que las noches no terminen y que de tontería en tontería se le haga feliz la vida. Él ahora no está, no tanto como a ella le gustaría.
Añora todas esas charlas de madrugadas en las que uno de cada cien eran argumentos ingeniosos, echa de menos que él se ría sin más y que aguante con sueño porque ese tiempo se convirtió en el mejor de sus vidas.
Ella se siente algo sola, vacía. Le faltan fuerzas para seguir adelante. Le cuesta tanto....hace tiempo que dejó de creer en ella, ¿para qué? Si todo cuanto toca se destroza, si cada cosa que hace nunca estará bien hecha, si lo necesita...
Le escuecen un poco los ojos, pero no quiere llorar más, no porque sea de cobardes, sino porque ya no es sano. Ya basta, tiene que parar.
Le lanza un beso al aire y espera que le llegue al lugar donde el se ríe pero ya no con ella.