martes, 26 de marzo de 2013

Se quitan las ganas

Quizás este sea mi castigo: por alejarme demasiado, por no demostrarles cada día cuánto las quiero y lo mucho que significan para mí.
Quizá...no, seguramente, tenga yo la culpa. Echo de menos aquellos días en los que nos faltaban horas del día para contarnos las cosas, en los que las tardes colgadas al teléfono se iban convirtiendo poco a poco en rutina, aquellas madrugadas en las que la noche no existía, tampoco el sueño, e íbamos tejiendo paso a paso nuestro futuro.
Por eso cuando ahora me paro y pienso solo hay vacío, muchas sonrisas en fotos, muchos buenos recuerdos, pero de lo de antes si algo queda, está bien escondido.
Cada una de ellas era y es especial a su manera, únicas y mías.
Siento que me las estoy perdiendo, que hace ya tiempo que partió el tren y por más que me busco no me encuentro.
Ya no llaman, no hablan, no hay cualquier cosa que contar como antes, ya no acuden en tu ayuda ni están ahí siempre...No creo ni siquiera que les apetezca verme, o eso parece. Y duele. Duele no por el hecho de que nada sea lo mismo, era algo que ya sabíamos que ocurriría, sino por sentirse excluida, sentir que sobras, que se complementan solas, que no pintas nada, que no queda nada.

A ellas.

domingo, 10 de marzo de 2013

Demasiados años

Las casualidades de la vida hacen que volvamos a encontrarnos. Pasan años y años sin saber nada el uno del otro. De repente al encontraros tras haber sido testigos de vidas diferentes, completamente paralelas, sientes algo de nostalgia.
Alguien que entonces era tan importante en tu vida, se separó de ti. Siempre ha estado en tu memoria, siempre te ha sacado una sonrisa su recuerdo de aquellos tres años juntos. Pero entonces era lo único que antes conocíais. Era vuestro mundo. Solo vuestro.
Pasó el tiempo e hizo que eso cambiase, no os volvisteis a ver. Uno, dos, tres...hasta ahora, doce años después.
Empiezas a pensar si fue cosa del destino que tanto cariño acabase por las buenas o simplemente tenía que ser así.
No has podido escuchar su nueva voz aún, ni siquiera sabes si te recuerda pero al menos lo has visto, sabes que es él.
Añoras aquellos tiempos cuando lo único que os preocupaba era no quedaros en blanco en la función del colegio. Tú de caperucita roja; él, de lobo. Y tantos recuerdos vuelven a tu mente...Aquel collar entre las manos de un niño cuya mayor ilusión era enseñarle a su amiga lo que había hecho y que aquello era mágico porque brillaba en la oscuridad. Era su regalo de despedida y aún lo conservas.
Todas vuestras risas, las tardes en las que hacíais algo juntos, los juegos, los abrazos...
De repente lo echas de menos. Crees que es algo absurdo porque no es coherente, porque no encuentras explicación racional para lo que sientes.
Vas poco a poco recorriendo esos años perdidos en tu memoria. Qué has hecho, cuánto has cambiado; vas viéndolo crecer y sientes que realmente duele no haber estado a su lado. Siempre sonríe, va cambiando el rostro, la estatura los tipos de sonrisa, el cariño, las amistades...Ves que tenéis la misma afición aunque tratada de manera diferente, ves que se ha alejado demasiado y en lo único que piensas es en cómo hacer para volver a recuperarle.


a G.

viernes, 1 de marzo de 2013

Pestañas bailan al son de unas manos serenas


La vida es señorita de compañía. No espera que la descubras, si no que que se presenta por si sola dándose la bienvenida. No hace favores sin antes esperar que la reciban. Alguna vez suele coger por sorpresa pero, lo bueno que tiene es que siempre es ella misma.
Puede que se haga la dura, que tenga experiencia de sobra y que los piropos no le lluevan pero habrá alguno rondando que realmente sepa tratarla como se merece. Alguno que entienda que para vivir necesita ganarse la vida, que no la juzgue por lo que necesite si no por cómo es cuando está con él. Que le regale sonrisas y le susurre al oído todo lo que haría falta para que el mundo de los dos sea perfecto.
Puede que ella al principio se sienta reacia a escuchar todas las cosas bonita que su él tiene por decirle, puede que nunca llegue a ver como se nublan sus pupilas al son de música de otros bares de madrugada. Puede que se desvista demasiado deprisa y no sienta frío cuando sus pies descalzos la nieve pisan pero, son muchos engaños, muchas mentiras, otras tantas lágrimas ahogadas en los tequilas. Muchas madrugadas sola con el oído puesto bajo la almohada y aún así seguía oyendo los gritos que le daban antaño. Solamente necesita tiempo, que de vivir se encarga ella.

Desarmado en tres minutos

Mucha palabrería, de hecho enamoras a todas con esas frases que salen de tus pícaros labios, nos atontas con susurros infrigiendo la distancia de seguridad permitida, demasiado cerca para resistir.
Tienes fama de rompecorazones pero, el único corazón que has roto es el tuyo por alejarla de tu lado por miedo, por impotencia, por soberbia y orgullo. Italiano, los más cabrones...en tres minutos "solo tre minutti" de la mano de Negramaro que sonaba en aquel radiocasette al que le quedaba poco tiempo de vida. No quisiste hablar de ti, tampoco ocultaste que tu corazón segía desoladamente vacío desde que la echaste de tu lado. No supieste mentirle bien, puesto que cuando ella se fue, supo mirándote a los ojos que siempre la habías querido. No quisiste dejar la puerta abierta. Nadie más llenaríatu corazón impalpitable con estúpidas rabietas de niña ni juegos para sacarte de una realidad oprimida. Eran demasiados sentimientos para algo tan roto Por eso lo único que valía contigo eran las palabras que susurrabas a los oídos de muchas pequeñas princesas, que siempre creían estar enamoradas de ti. Un par de flores tan pequeñas que eran incapaces de significar algo tan grande como lo que querías expresar. Supe que habías estado llorando, supe que se acabaron ya hace tiempo las verdades y que noches antes habías limpiado vuestras lágrimas amargas del suelo para intentar en vano encontrar a otra de nuevo.
Tiraste vuestros recuerdos, las entradas de cine que tan cariñosamente guardabas, todos y cada uno de los mensajes con los que te despertaba sonriendo cada fin de semana. Sabías que acabaría y entonces te recreaste en aquel momento. Tan suyo, tan vuestro. La música demasiado alta para oír tus pensamientos, la abrazaste con fuerza, ella te dijo que te había echado de menos. Tu le respondiste con un beso.